¿Cómo puedo dejar de sufrir?

23 noviembre 2011
Como ya había comentado en el artículo el sufrimiento: claves para su entendimiento, el origen real de nuestro sufrimiento viene determinado por los pensamientos que asoman previamente en nuestra cabeza. Esto quiere decir, por mucho que nos cueste asumirlo, que nosotros somos la causa principal de nuestro malestar. Pero también tiene una consideración muy positiva y alentadora ¡también somos el remedio!

Si hay alguien que aún no esté convencido del hecho de que nuestros pensamientos sean los responsables de nuestras emociones, puede pensar en un caso muy sencillo:

Nos pasamos el año deseando las ansiadas vacaciones. Cada día que pasa es una nueva equis marcada en el calendario, unas horas menos para esa deseada libertad, para disfrutar de nuestro merecido tiempo libre. Sin embargo, ¿qué es lo que ocurre cuando sobrepasamos el ecuador de nuestros días libres? Si nuestras emociones fueran el resultado únicamente de lo que nos ocurre, deberíamos estar felices y exultantes porque estamos disfrutando de todo lo que queríamos hacer (o no hacer) y no podíamos. En cambio, son muchas las personas que reconocen sentirse angustiadas por el inevitable final de las vacaciones. Y esto es sólo una prueba más que nos revela la importancia de nuestros pensamientos.

Por la misma razón existen personas que pueden vivir una vida relativamente feliz aunque se encuentren en circunstancias terriblemente difíciles. La clave de todo es anticiparse con pensamientos positivos y de ánimo del tipo: ¡lo puedo conseguir!, lo bueno se hace esperar, pero acaba llegando, etc. Con esto no pretendo decir que se cierren los ojos y se de la espalda a la realidad, sino que se intente ver desde una perspectiva más objetiva o, incluso, optimista. Porque ese es el camino principal para dejar de sufrir.


fotografía de Niophee

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